Tarta de queso y leche condensada ¡JUGOSÍSIMA!
1 Hora | 6 porciones | Fácil
¿Buscas un postre con el que complacer a todos, facilísimo de hacer y con sólo tres ingredientes? Entonces no te puedes perder esta tarta de queso y leche condensada. Tan buena que repetirás ¡una y otra vez!
La receta que os traigo hoy no tiene ningún misterio pero tiene su historieta. Se trata de una variación de la «tarta de queso de la madre de mi amiga Blanca». Una tarta hecha con tan sólo huevos, queso y leche condensada.
“¿Pero qué variación se puede hacer en una receta de tres ingredientes?” Os estaréis preguntando.
Os lo cuento al final. Primero la historieta.
La tarta de queso de la madre de mi amiga Blanca
Hasta cumplir mis 18 primaveras, pasé todos y cada uno de los meses de agosto en el pueblo de mi madre, en la provincia de Ávila.
A día de hoy, con sólo pensar en pasar un mes sin absolutamente NADA que hacer, se me llenan los ojos de lágrimas de la emoción. Pero cuando tienes 12 o13 años, un mes completo sin hacer nada, en un pueblo sin playa, se puede hacer MUY largo.
Así que aquel verano del noventa y algo, mis amigas Sandra, Blanca y yo, inauguramos la «semana gastronómica», que consistía en pasar una tarde en casa de cada una y preparar un dulce que después nos serviría de merienda.
Alguna vez os he contado que llevo cocinando desde que me llegan los ojos a la encimera de la cocina. Lo que no quiere decir que mis comienzos fueran fáciles (y eso que por entonces podía comer de todo).
Se me ocurrió, que la tarde que cocináramos en mi casa podíamos preparar un bizcocho.
No es que tuviera una receta de bizcocho a mano. O que hubiese hecho algún bizcocho en mi vida. Es que lo había visto hacer en la tele (“¿O era pan? Da igual, los dos llevan harina, así que seguro que se preparan igual.”)
Los ingredientes los teníamos claros, pero desde luego no la consistencia que debe tener una masa de bizcocho. Han pasado más de 25 años y todavía recuerdo a Blanca diciendo: «¡Más harina, que todavía se pega!».
No hace falta ni que os diga, que salió del horno una cosa más dura que el el pan sin gluten más duro que hayáis podido hacer en vuestros comienzos. Se lo terminaron por comer (como no) nuestras madres mojado en café.
Pero no todo fueron desastres en la semana gastronómica. En casa de Sandra hicimos unos buñuelos de viento muy ricos. Y en casa de Blanca una tarta de queso que he repetido muchas veces desde aquel día.
Mi versión de aquella tarta de queso
Pues eso, ¿qué cambio se puede hacer en una receta de tarta de queso de sólo tres ingredientes? Pues precisamente el queso. La tarta original se prepara con queso fresco «de Burgos».
Al llegar a Berlín me encontré con que Burgos queda muy lejos, y que alimentos que se dan por supuestos, no se encuentran en todas partes.
No hay queso de Burgos en Berlín. Bueno, si, importado, aunque desde luego no a un precio como para emplearlo en una tarta de queso.
Pero como la necesidad agudiza el ingenio, y en mi caso más aún sin se trata de comer, me decidí a emplear el queso más parecido del que dispongo: mozzarella.
La primera vez que hice esta tarta de queso me llevé una verdadera decepción al sacarla del horno. Había subido perfectamente, pero al sacarla se desinfló por completo, algo que nunca me había pasado. Pero ¿sabéis qué? que estaba casi más rica que la tarta original.
Asumí que había faltado tiempo en el horno, así que la vez siguiente la horneé un poco más, y una vez apagado el horno la dejé dentro con la puerta un poco abierta.
Nada, se volvió a bajar.
La vez siguiente la tuve tanto tiempo en el horno que casi la calcino, y se bajó igualmente.
Resumiendo: con queso mozzarella no hay manera de que mantenga el volumen. Pero he de admitir que de sabor es una cosa de otro planeta. Tibia o fría da igual. Es increíblemente jugosa.
En sabor es muy similar, peso tiene una textura muy ligeramente granula, y suelta un juguito que ¡madre mía! …Es como para empezar a comer y no parar.
Y ahora, que ya conocéis la historia de esta tarta de queso, vamos a ver cómo se prepara.
Cómo preparar esta Tarta de queso y leche condensada
Ingredientes
Para 6 porciones
400 gr. de mozzarella fresca
400 gr. de leche condensada azucarada
4 huevos M
pasos a seguir
En un recipiente grande añade la mozzarella desmenuzada, los huevos y la leche condensada. Bate con la batidora, hasta tener una mezcla homogénea.
Engrasa un molde para horno que sea suficientemente grande. Piensa que la mezcla no debe superar los 3/4 de la altura. Si utilizas un molde desmontable puedes cubrir el fondo con papel de horno para que te sea más fácil desmoldar después (en el vídeo ves cómo lo hago yo). Engrasa bien el fondo y los bordes.
Vierte la mezcla en el molde y comienza a calentar el horno a 180ºC con calor arriba y abajo.
Introduce el molde en el horno, a ser posible sobre la bandeja y no sobre la rejilla (si llegara a salirse algo de líquido del molde, esto prevendrá que caiga al fondo y se pegue).
Hornea a 180ºC con calor arriba y abajo unos 40 minutos, o hasta que la tarta se haya inflado completamente y adquiera un color dorado. Dorarla más o menos dependerá de tu gusto.
Apaga el molde y retira del horno. Según saques la tarta estará completamente inflada, pero irá bajando en el transcurso de unos minutos.
Espera a que enfríe un poco si vas a desmoldar. Acompaña de nata, de helado o toma simplemente sola y a disfrutar ¡Buen provecho!