Si bien, no son imprescindibles, su empleo es necesario para obtener determinados resultados.
Sirven precisamente para mejorar las propiedades de nuestro pan: lo hacen más esponjoso, con una miga más ligera o una mejor corteza… hacen que dure fresco más tiempo…
A este grupo pertenecen las proteínas, que se pueden añadir en forma de proteína aislada (de soja, de guisante…) o también de huevos o lácteos. La fibra, por su parte, se puede añadir en pequeñas cantidades de fibras «aisladas» (inulina, achicoria, pectina…) o de harinas de semillas ricas en fibras (coco, linaza, cáñamo…).
Con el término «otros» estoy haciendo referencia a ingredientes diversos: Una pequeña cantidad de azúcar que ayuda a que la corteza se dore. Una pequeña cantidad de vinagre que ayuda a la fermentación en panes de fermentación corta. Impulsor (levadura química o polvo de hornear) que ayuda a que los panes tipo sandwich o hamburguesa adquieran más volumen. Lecitina de soja, que mantiene nuestro pan más tiempo fresco.
¿Quieres saber aún más?